Hoy mi hijo cumple 18 años. No es Einstein, ni
quiero que lo sea, pero sí es mi genio, y sólo quiero que sea él, único y
perfectamente imperfecto.
¿Dónde está mi madre preferida?
¿Quién es
la mejor madre del mundo?
No hay día en que, con una amplia sonrisa, medio
inclinado hacia adelante, me mire a la cara y me haga estas preguntas,
acompañadas finalmente de una risa genuina y estridente.
Es en esos momentos,
cuando miro hacia atrás y pienso que no lo estaré haciendo tan mal como madre. Nadie
me enseñó, no hubo ningún libro creíble que me lo explicara, sólo me apoyé en el
amor incondicional que sentía por él, y saber con claridad lo que no quería
para él, y estas dos cosas me han conducido durante todo el trayecto de su educación,
hasta hoy, su mayoría de edad legal.
Es en esos momentos, en que veo que los esfuerzos han valido la pena.
Siempre he creído en él, a pesar de que algunas personas no lo hicieran, y me
queda la recompensa de que esa confianza incondicional en él, ha tallado la
persona que es hoy en día.
Es en esos momentos, cuando
agradezco a la vida por el hijo que tengo.
Es alto como una torre, y corpulento como un
armario ropero, aunque sensible y fácil de lastimar, y yo le sigo viendo la
misma carita que cuando nació. En el mismo instante en que lo vi por primera
vez, supe que nunca más me separaría de él y no dejaría que nada ni nadie le
hiciera daño. Daría mi vida por él,
una y un millón de veces. Quizás no soy objetiva, pero ¡qué caray!!, ¿qué madre
lo es?. Miro a mi alrededor, y me siento tan orgullosa y afortunada, que no tengo
palabras suficientes para describirlo.
No puedo decir que estos 18 años hayan sido un
camino de rosas, pero cada uno de esos malos momentos, cada una de esas
lágrimas, cada uno de esos callos, cada una de esas cicatrices, hacen que haya
valido la pena el camino de espinas.
Sus notas son espectaculares, todo
sobresalientes en sinceridad, en educación, en respeto, en obediencia, en
humor, en ironía, en compasión, en ayuda, en nobleza, en honestidad, y matrícula de honor en BUENA PERSONA.
Para mí, no hay valoración académica que supere eso, y sé lo que quizás estéis
pensando, que soy una conformista, quizás sí, aunque yo lo llamaría adaptación a cada circunstancia. A medida de cómo iban viniendo las cosas, así
actuábamos. Os puedo asegurar que la
vida está llena de planes B, C, D, y hasta el infinito.
Ya me puedo morir tranquila, mi hijo es el
mejor legado que puedo dejar en este mundo, y ojalá este mundo, lo sepa
apreciar y aprovechar.
Este post coincide con una carta que ha escrito
una madre a su hijo asesinado, y no quiero dejar pasar ni un segundo más para
escribirle LO MUCHO QUE LO QUIERO.
Hijo, te doy la bienvenida a mi vida como adulto
legal, y escribiremos juntos este nuevo capítulo de nuestro libro vital.
Hijo, cree en ti mismo y no dejes que nada ni
nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer. Te pongan la etiqueta que te
pongan, sólo tú puedes definirte.
Motivar es dar motivos, y tú eres mi mayor motivo
cada día para empezarlo lleno de ilusión y esforzarme en ser mi mejor versión.
Nunca te rindas. Porque te habrás derrotado a ti mismo.
Ken Kaneki -Tokyo Ghoul
BUENO, OS DEJO QUE VOY A DECIRLE TODO ESTO EN PERSONA ;-).