domingo, 24 de julio de 2016

EL SÍNDROME DEL NÁUFRAGO

Hace ya algunos días que me ronda por la cabeza este post, y lo que me ha inspirado a darle la forma definitiva ha sido ver la reposición de la genial película Náufrago por el 60 cumpleaños de Tom Hanks, su protagonista.

El síndrome del Náufrago se padece cuando sientes que tienes que ser rescatado, y que no puedes hacer nada por cambiar tu situación, pero este post va de todo lo contrario, de cómo debes luchar por tu supervivencia, de no darte por vencido, de cómo debes nadar con todas tus fuerzas, aunque sea contracorriente, de no abandonar, de creer en ti mismo y no darte por vencido, no importa lo difícil que aparente ser la situación a la que te enfrentas; rendirte no es una opción.



No pretendo filosofar, ni ser una gurú de nada, sólo aporto alguna píldora que a mí me está funcionando, tanto en el entorno laboral como el personal.

Mis consejos para mi particular náufrago con actitud positiva son:

Valora y disfruta lo que tienes: dale valor a las cosas más cotidianas, no des por hecho nada, valora los zapatos que te protegen los pies, un pescado asado, el agua de lluvia, escucha tu interior, dale sentido a cada momento. No te digo que seas conformista, tan sólo te digo que seas feliz con lo que tienes, y sobretodo, a quién tienes.

Observa y piensa: ahora es el mejor momento para cultivar la curiosidad, tus sentidos están agudizados, la necesidad te hace ser ingenioso y no permite que te acomodes.

Márcate objetivos: Si cada día te levantas con un objetivo claro, por inalcanzable que parezca, hará que florezca la mejor versión de ti mismo, haciendo cosas inimaginables, que incluso se escapan a la razón. Usa la inteligencia, sacrifícate, suda, pero disfruta en el camino hasta alcanzarlo, el sabor del éxito será mucho más dulce. Encuentra siempre alguna razón para seguir luchando e ir sacando fuerzas de ti mismo para así poder sobrevivir.

Socialízate: Las persona somos sociales, tenemos la necesidad de compartir, discutir, reír, llorar. Imprégnate de las conversaciones, de las reflexiones conjuntas, las otras personas te aportarán visiones distintas, te enriquecerán, busca tu Willson cada día y huye de las personas tóxicas.

Adáptate a los cambios: Lo que hoy funciona, mañana no; la vida continúa, y tú formas parte de ella. No te ancles al pasado, adáptate y forma parte de los cambios, provócalos incluso. No somos los mismos que hace un minuto, ni mejores ni peores, tan sólo no somos los mismos, y los cambios seguro que nos aportarán cosas buenas no previstas, incluso mejores.

Cerebro y corazón: La lógica dice que no se sobrevive al naufragio, pero la pasión, el coraje y la esperanza hacen que la lógica no venza. El cerebro debe aportar esa dosis necesaria de cordura, prudencia, reflexión, y el corazón te aporta la perseverancia, la determinación, la pasión, la lucha, la intuición.


Una de mis frases preferidas de la película......

Seguí respirando. Y un día esa lógica resultó estar equivocada porque la marea trajo una vela con qué navegar. Y aquí estoy, de vuelta, en Memphis, hablando contigo...


Me gustaría que estas líneas os sirvieran de inspiración, y que seáis conscientes de que nadie os va a rescatar si no os rescatáis vosotros mismos.

PD: Estas preciosas fotografías son obra de Marga Domingo, una querida compañera de trabajo, que en cuanto le propuse esta colaboración, asintió encantada. Esta es una pequeña muestra de su arte, y elegidas de entre muchas otras, a cual mejor. Os invito a que la visitéis y valoréis vosotros mismos....
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domingo, 17 de julio de 2016

NUESTROS HIJOS, NUESTRO TESORO MÁS PRECIADO


Esta semana me he visto inmersa en una conversación de esas que te sientes desubicada, pero a la vez afortunada de pensar de distinta manera.

La charla distendida giraba en torno a la educación académica de nuestros hijos, y os podría hacer un retrato robot de cada uno de los participantes, y cómo de fácil, cómoda e irreal había sido su vida para opinar de esa manera, pero me parece intrusismo a la respetable profesión de psicólogo.

Esa conversación me ha inspirado para escribir este post, con partes fieles a ese momento y partes de otras conversaciones anteriores del mismo tema y con otro tipo de personas.

Una de las personas de la reunión estaba pensado en qué centro escolarizar a su hijo, con lo que cada uno dijimos la nuestra, aunque yo más bien poco, por no sentirme cómoda; y si aportaba mi opinión, tenía la sensación de estar repartiendo dosis de moralidad, y evidenciar que yo estaba en otro estadio de la vida, esa vida real de las personas que tocamos con los pies en el suelo.

El colegio debía reunir dos características esenciales:

1.- encontrar el mejor centro académico, ése en el que se forman pequeños Einsteins, lo que creen que son sus hijos,

2.- y los educaran en valores, los que algunos de ellos carecían.

Es cierto que recuerdo cuando yo debía escolarizar a mi hijo, y lo recuerdo con tensión, pero os aseguro que mis prioridades eran otras.

1.- Encontrar el mejor centro académico:

La sociedad, erróneamente, nos ha hecho creer que la persona con un CI más alto es el que tendrá la vida solucionada, pero si hacéis retrospectiva a vuestra época de escolarización, el listo de la clase normalmente era el más raro, solitario y antisocial. Hay múltiples inteligencias, y los que saben encontrar cual es la suya, la potencian y pueden llegar a ser brillantes, aunque su CI no sea el más alto.

La inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito profesional y no garantiza el éxito en nuestra vida cotidiana, son otras habilidades emocionales y sociales las responsables de nuestra estabilidad emocional, mental, social y relacional. La inteligencia tradicional o académica viene marcada por la genética, pero afortunadamente la inteligencia emocional la podemos desarrollar. Una persona puede tener un CI muy alto pero tener una vida personal muy pobre, o incluso no tenerla, y al contrario, ser alguien con un CI bajo pero tener una fortaleza y coraje para enfrentarse a los vaivenes de la vida que muchos desearían. 

2.- Que este centro los eduque en valores:

De nada nos va a servir que un centro eduque en valores si en casa no los vive. La educación, en la amplitud de la palabra, se hace en casa, en la familia, con el ejemplo, sin desautorizar a los docentes, cuidando a nuestros mayores, colaborando en los asuntos domésticos, compartiendo los bienes, respetando las opiniones de todos, fomentando el orden, utilizando un lenguaje respetuoso. Sí que es cierto que en la escuela se han de transmitir, pero la educación es deber de los padres y madres. 

Por propia experiencia, a medida que tu hijo crece, te tienes que ir adaptando en función de la evolución de éste, olvídate de idealismos, ¿qué quiero decir?, pues que si tu hijo nace (o desarrolla) con una discapacidad física, será muy importante que el centro no tenga barreras arquitectónicas; si tu hijo tiene una deficiencia intelectual, deberá haber un equipo docente especializado; si tu hijo padece TDAH, deberá tener protocolos adecuados, etc... Porque sí, ése es el mundo real, el diverso, y no sólo el mundo elitista y competitivo. 

Los hijos son nuestro tesoro más preciado, y su educación nos debe preocupar mucho, pero si los padres y madres no somos capaces de mostrarles el mundo tal y como es, estaremos formando a pequeños monstruos, y si los valoramos sólo por su CI, y les exigimos nuestros propios fracasos, los haremos tremendamente infelices.