El pasado 19
de marzo la profesora canadiense de secundaria Maggie MacDonnell ganó en
Dubái el tercer certamen del Global Teacher Prize, el conocido como el Nobel de los profesores, dotado con un millón de dólares para proyectos educativos.
Maggie da clases en Saluit, una aislada comunidad esquimal de Quebec de apenas
1.300 habitantes, pero lo que me ha llamado la atención de este evento ha sido
cuando subió a recoger el galardón junto con Larry, uno de sus alumnos de 19
años, y éste declaró:
“Me he convertido en la persona que soy gracias a mi profesora”
Bajo mi punto
de vista, es uno de los mejores halagos que le pueden hacer a un educador,
reconocer que el crecimiento personal ha estado motivado por su profesor.
Desde el
pasado mes de Octubre asisto a clases de inglés, junto con unos compañeros de
trabajo, y nuestra “teacher” me ha inspirado para escribir este post.
Hace unos días
hicimos un examen en el que una de las preguntas casi todos la hicimos mal, y
en mi caso en concreto porque no lo había entendido cuando lo explicó. Sin que nosotros se lo dijéramos, y creyendo que su explicación no fue suficiente, a la
siguiente clase la “teacher” nos hizo un monográfico sobre este tema, marcando
la diferencia entre la asimilación o no de los conocimientos impartidos. Hicimos
ejercicios, nos sacó a la pizarra y así se aseguró de que todos lo habíamos
entendido. Me pareció un bonito gesto, responsable, y me demostró que la
docencia debe ser sí o sí vocacional.
Los profesores transforman vidas, y las vidas
transforman naciones.
Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.
(Poema
de la Madre Teresa de Calcuta)
Todos sabemos que la materia es la materia: geografía, historia,
matemáticas, idiomas, economía, y un largo etcétera, pero la manera en que se
nos transmite es fundamental. Saber mucho de algo no te garantiza saber
transmitirlo. Los docentes son los verdaderos influenciadores, inspiradores,
transformadores, agitadores, motivadores, escultores, y deben ser capaces de
transmitir, de captar la atención del alumno. Deben adaptarse a las nuevas tecnologías,
marcar la diferencia entre un tutorial escrito colgado en internet y sus
explicaciones, porque la tecnología debe ser un complemento, no un sustituto, y
solo sobrevivirán los que tengan más capacidad del propio aprendizaje, y
evolucionar.
La docencia no es una profesión, es una actitud.
El cine siempre aporta
personajes para cada ocasión, y en esta los más significativos para mí son:
John Keating – El club de
los poetas muertos. Luchemos por nuestros sueños y nunca nos rindamos (Carpe
Diem).
Clément Mathieu – Los
chicos del coro. Cambia vidas a través de la música y el canto.
Sean McGuire – El
indomable Will Hunting. El alumno como reto.
Eugene Simonet – Cadena de
favores. ¿Qué harías para cambiar el mundo?.
Anna Sullivan – El milagro
de Anna Sullivan. Paciencia, rigor, constancia. Cómo vencer los problemas de
comunicación.
Katerine Whatson – La
sonrisa de Mona Lisa. La importancia de pensar por sí mismo.
Para mí, la excelencia en la docencia es el entrenador o mentor, tanto
personal como profesional, aunque cualquier persona puede estar impartiendo
clases magistrales sin saberlo:
“en la vida no hay amigos, ni enemigos, solo hay maestros” (frase muy utilizada por el Dr. Mario Alonso Puig, tanto en sus libros
como en sus ponencias), que nos invita a pensar que, a veces, aquellas personas
que menos nos agradan son las que más tienen que enseñarnos acerca de nosotros
mismos.
Este es mi
pequeño homenaje a todos aquellos profesores y profesoras que pasaron, pasan y
pasarán por mi vida, y que espero que yo también pude, pueda y podré influir de alguna
manera en ellos. También a todas aquellas personas que con su ejemplo, su
actitud, su manera de ser y pensar, como el agua erosiona la piedra, hacen que cada día aprenda algo nuevo.
De mica en mica, a cada onada
el mar pren una mica de sorra de la platja
i la platja es queda una mica d’aigua del
mar.
A cada onada, la platja es més mar
i el mar es més platja
fins que en el crepuscle de l’infinit,
sota la mirada del sol ponent,
el mar i la platja esdevindran una mateixa
cosa.
(A.M.)
Gracias a
todos por ser agua!!!!! ;-).
PD: Nunca he sabido
interpretar la poesía, me resulta difícil entenderla, y siempre he sentido
cierta envidia sobre esas personas que disfrutan con ella incluso se emocionan.
Uno de mis objetivos para este año es intentar entenderla. Para este post he
escogido estas que, bajo mi punto de vista, son sencillas y un reflejo de lo que quería
explicar, y espero haberlo conseguido…